En la región, muchas mujeres enfrentan un dilema cotidiano: responder a las exigencias laborales sin descuidar su rol como madres. A pesar de que algunas organizaciones han adoptado políticas de flexibilidad, la realidad para muchas trabajadoras es distinta. Según la Radiografía de las Mujeres en el Trabajo 2025 de Buk —realizada con más de 5700 colaboradores en México, Chile, Colombia y Perú—, las madres mexicanas son el grupo menos satisfecho con la flexibilidad laboral en sus trabajos.
Este dato plantea una pregunta urgente: ¿realmente están funcionando las estrategias de conciliación laboral y familiar en las empresas en LATAM?
La doble jornada es una constante en la vida de las madres en México y LATAM. A las horas dedicadas al empleo se suman las tareas del hogar y el cuidado de hijos e hijas. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) muestra que:
Esta desigualdad impacta directamente en el bienestar y la autonomía de las trabajadoras, reduciendo su tiempo personal y aumentando el desgaste físico y emocional.
Con respecto a la salud mental de las mujeres, el estudio de Buk revela que el 15% de las mujeres trabajadoras —con o sin hijos— reportan sufrir burnout de forma frecuente. En comparación, los hombres con hijos lo reportan en un 12% y los hombres sin hijos en un 11%.
Estas brechas entre hombres y mujeres evidencian cómo las tareas de cuidado y las condiciones laborales desiguales impactan directamente en los niveles de estrés de las trabajadoras. Investigaciones de organismos como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) han señalado que las mujeres en América Latina enfrentan una carga desmedida de trabajo no remunerado. Al combinarse con sus responsabilidades profesionales, este desequilibrio puede generar altos niveles de agotamiento físico y mental.
Aunque se han implementado avances como el teletrabajo y los horarios flexibles en muchas organizaciones, estos no han sido suficientes para mejorar significativamente la experiencia laboral de las madres. De hecho, este grupo reporta los niveles más bajos de satisfacción tanto con su jornada como con la flexibilidad ofrecida por sus empleadores.
Solo un 62% de las mujeres con hijos menores de 12 años dice estar satisfecha con la flexibilidad laboral de su empresa. Esta cifra es inferior a la de otros grupos: el 66% de los hombres con hijos y el 65% de los hombres sin hijos se muestran satisfechos, al igual que el 63% de las mujeres sin hijos.
Por su parte, esta insatisfacción con la flexibilidad laboral en las madres mexicanas alcanza el 61%, el porcentaje más alto de disconformidad cuando se compara con el porcentaje del resto de los países del estudio.
Transformar esta realidad requiere ir más allá de ofrecer home office o flexibilidad genérica. Es necesario crear políticas que se construyan escuchando activamente a las colaboradoras, que se evalúen constantemente y que promuevan la corresponsabilidad en el hogar y en el trabajo.
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