De acuerdo con la Real Academia Española (Rae), el significado de micromachismo es: “Una forma de machismo que se manifiesta en pequeños actos, gestos o expresiones habitualmente inconscientes”.
No minimizamos el machismo, este es el término que se le otorgó a las prácticas y mecanismos de violencia sutiles que normalmente se aprenden desde la niñez, el cual fue propuesto por el psicólogo Luis Bonino Méndez (1991).
Los micromachismos son una manifestación sutil de acciones relacionadas a la desigualdad de género y -lamentablemente- en pleno siglo XXI, siguen formando parte de la sociedad y se infiltran en numerosos aspectos de la vida cotidiana, incluyendo, los espacios de trabajo, a esta rama se le conoce como acoso laboral (mobbing), el cual es un tipo de violencia psicológica que puede afectar emocionalmente a los colaboradores, ya que se relaciona directamente con el hostigamiento y la discriminación, razón por la cual, muchos (principalmente mujeres) se ven obligados a abandonar sus trabajos.
De acuerdo con un estudio de la UNAM, 7 de cada 10 personas padecieron en algún momento de su vida laboral algún tipo de hostigamiento o violencia, encontrando más incidencia en las trabajadoras que son madres solteras y se ven obligadas a “tolerar” estas conductas por la necesidad de llevar el sustento a su casa.
Estos micromachismos, son naturalizados, legitimados e invisibilizados y siguen siendo tolerados e incluso reproducidos por hombres y mujeres (misoginia arraigada), obstaculizando así los derechos de las personas en cualquier ámbito.
Para abordar bien este tema y conocer cómo evitarlo en tu organización, te invitamos a continuar leyendo esta nota:
Reconocer los micromachismos en el trabajo puede ser un desafío, pero es importante estar atento a las señales y patrones de comportamiento que podrían indicar la presencia de estos en el entorno laboral.
Y es que una característica de este tipo de violencia es que suelen ser conductas, actitudes o comentarios sutiles y generalmente no explícitos, frases como: “Deja, yo te explico cómo se hace”, “calladitas se ven más bonitas", "es que los hombres son así", "lleva falda muy corta", "ella se lo buscó", son algunos ejemplos, que a veces son difíciles de detectar o pueden pasar desapercibidos debido a su carácter más encubierto en comparación con manifestaciones de machismo que son ya más evidentes.
Es muy importante identificarlos para evitarlos y dar paso a las acciones necesarias con la persona que lo está ejerciendo, pues de igual forma, esto tendría que ir en contra de tu cultura organizacional y valores de la empresa. Pero ¿cómo puedes reconocer los micromachismos?
Promover un entorno laboral inclusivo es esencial para fomentar la diversidad, la igualdad y la productividad en una organización.
Promover y sensibilizar sobre micromachismos en los espacios de trabajo es la clave para arrancar de raíz este tema, que claramente es poco a poco y a partir de estrategias que promuevan mayor conciencia y educación, ya que este es un proceso continuo que requiere el compromiso de toda la organización.
Toma en cuenta que cualquier conducta micromachista es igualmente dañina, perpetúa en estereotipos y afecta a la víctima en todos los aspectos, es por eso que debemos prestar total atención para evitar cualquier percance que afecte a las personas y sobre todo, a tus colaboradoras.
Los micromachismos en el trabajo son manifestaciones sutiles pero definitivamente son una realidad que nos aqueja hoy en día y el seguir fomentándolo o simplemente, no detenerlo, sigue impulsando la violencia laboral.
Recordemos que estas conductas son comportamientos que se pueden identificar como interrupciones constantes, asignación de tareas estereotipadas y comentarios sexistas "inocentes”. Tomemos en cuenta que también esto impacta significativamente en el autoestima y el progreso profesional de las personas.
Reconocer y abordar los micromachismos crea un lugar de trabajo equitativo y respetuoso, donde cada empleado, independientemente de su género, pueda contribuir plenamente a su desarrollo profesional.
La conciencia, la educación, la capacitación y la implementación de políticas inclusivas son herramientas fundamentales para combatir los micromachismos y promover una cultura laboral que celebre la diversidad de géneros y promueva la igualdad en todas sus formas.
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