Del rol junior al liderazgo: el Modelo D-V-I en la era de la IA

La automatización impulsada por la IA está transformando la manera en que los perfiles junior incursionan en un nuevo trabajo. El modelo D-V-I (Dirigir, Validar e Integrar) surge como una respuesta estratégica para formar talento capaz de liderar con IA desde las primeras etapas de su carrera. 

El estudio Tendencias de HR 2026, realizado por el equipo de research de Buk, plantea el modelo D-V-I como una de las respuestas más relevantes frente a un desafío al que ya se están enfrentando las organizaciones: la desaparición de los roles y las tareas junior debido a la automatización y el avance acelerado de la inteligencia artificial. 

Si quieres conocer todo acerca de esta nueva tendencia que estará presente durante el 2026, lee esta nota hasta el final. 

¿Los roles junior están dejando de ser espacios de aprendizaje? 

La respuesta es sí, pues, desde hace mucho tiempo, miles de líderes profesionales se formaron aprendiendo nuevas cosas a través de tareas sencillas, pero relevantes para su crecimiento dentro de las organizaciones. Hoy, muchas de esas actividades están siendo realizadas por herramientas de IA, lo que obliga a repensar cómo se debería desarrollar el criterio, la experiencia y el liderazgo desde las primeras etapas de un colaborador.

Según el estudio Tendencias de HR 2026, este cambio no se traduce necesariamente en despidos, sino en una desaceleración de la contratación de talento que está iniciando su carrera profesional.

Por ejemplo, investigaciones asociadas a universidades como Harvard señalan una reducción de alrededor del 13% en el empleo de jóvenes en ocupaciones altamente expuestas a la IA desde 2022, mientras que otros análisis identifican una caída cercana al 8% en roles de carrera temprana en empresas que adoptaron automatización avanzada.

Entonces ¿qué pasaría si desaparecen estos perfiles? En ese caso se debilitará el proceso de desarrollo de talento interno y a su vez, esto pondrá en riesgo la formación de líderes con criterio. 

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¿Qué es el modelo D-V-I y cómo se relaciona con este nuevo desafío?

El modelo D-V-I se basa en tres etapas fundamentales que permiten conectar los datos con la toma de decisiones y los resultados organizacionales:

• D – Dirigir: Definir con claridad cuáles datos se necesitan, para qué y con qué propósito.
• V – Validar: Asegurar que los datos y métricas realmente aportan información útil para responder preguntas relevantes.
• I – Integrar: Incorporar esos insights en decisiones, procesos y acciones concretas que provoquen un impacto real. 

En lugar de tomar acciones a partir de métricas, el modelo D-V-I se centra en identificar primero los desafíos del negocio, para luego definir la información que se necesita para abordarlos.

El modelo D-V-I como nuevo marco de aprendizaje

Entonces, después de entender de forma general qué es el modelo D-V-I, ahora exploremos cómo se aplicaría tomando en cuenta este nuevo escenario. 

Hoy, el trabajo ya no consiste solo en ejecutar tareas, sino en saber cómo usar la tecnología para optimizar la ejecución. Es justo aquí donde surge el modelo D-V-I, en este caso la idea es que su enfoque logre redefinir el aprendizaje corporativo a partir de tres capacidades clave:

1. Dirigir

Implica dominar la habilidad de diseñar y asignar misiones a sistemas de IA. No se trata solo de “pedirle ayuda a chat GPT”, sino de saber cómo darle instrucciones, cómo identificar problemas complejos y sobre todo, cómo resolverlos con las herramientas adecuadas. O sea, dirigir es entender el trabajo que se debe realizar antes de automatizarlo.

2. Validar

Consiste en evaluar la calidad, precisión y pertinencia de los resultados generados por la IA. No se trata de copiar y pegar, sino, de ser análitico y de no pasar por alto esa visión humana que hasta ahora, ninguna inteligencia artificial puede reemplazar. Esta etapa exige pensamiento crítico y criterio ético: distinguir entre lo técnicamente correcto, lo útil para el negocio y lo aceptable dentro del marco de valores y regulaciones de la organización, ese será el valor agregado del colaborador. 

3. Integrar

Se refiere a la capacidad de conectar los resultados tecnológicos con el contexto humano y estratégico, pues solo el colaborador sabrá identificar las decisiones y los hallazgos a los que vale la pena ponerles foco, para después convertirlos en acciones que impacten realmente en los procesos internos de la empresa. 

Si las organizaciones empezarán a implementar el modelo D-V-I con este objetivo, entonces los roles junior dejarían de ser operativos para convertirse en líderes que integren la IA como una aliada, aprendiendo a coordinar, supervisar y decidir desde el inicio de su trayectoria profesional.

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Ejemplo práctico: ServiceNow y el liderazgo cognitivo asistido por IA

Un ejemplo claro de esta tendencia es ServiceNow, una empresa tecnológica especializada en la gestión digital del trabajo que integró sistemas de IA en sus procesos de resolución de incidentes, por lo que tareas que antes realizaban analistas junior como monitorear alertas o abrir tickets pasaron a ser ejecutadas por agentes automatizados.

Pero y entonces ¿de qué se encargan ahora los analistas? Su rol cambió radicalmente, ya no se dedicaban a ejecutar, sino a dirigir, validar e integrar el trabajo de la IA, justo como lo plantea el modelo. 

Los resultados fueron contundentes. Según información publicada por Microsoft, los tiempos de resolución de incidentes se redujeron en más de un 40%, mientras que el volumen de documentación técnica aumentó sin necesidad de sumar más personal. 

Sin embargo, lo más impactante es que los analistas desarrollaron habilidades de coordinación digital, pensamiento crítico y supervisión ética mucho más rápido. Lo cual comprueba la teoría de que si la IA se usa bajo el enfoque adecuado, puede ser un factor que cambie para bien la forma en que los colaboradores se desarrollan en sus trabajos.

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Conclusión

Ya no hay vuelta atrás, la IA automatiza muchas tareas, por esta razón el verdadero valor humano se traslada a la toma de decisiones, el criterio y la integración estratégica.

El modelo D–V–I ofrece una hoja de ruta clara para sobrellevar esta nueva realidad. Al transformar los roles de entrada en espacios de liderazgo, las organizaciones tienen la oportunidad de construir una fuerza laboral preparada para colaborar con la tecnología de forma consciente, ética y estratégica.

En un mundo donde ejecutar ya no es suficiente, aprender a dirigir desde el primer día se convierte en la nueva ventaja competitiva.

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