Ética laboral: ¿qué es y cómo aplicarla en tu empresa?

Nuestro trabajo nunca estará exento de situaciones que pongan a prueba nuestra ética laboral. Alzar la voz ante la injusticia de un superior, o tomar decisiones difíciles que afecten a otros, aún cuando no exista una mala intención, son escenarios que nos ponen entre la espada y la pared.

El mundo laboral nos enfrenta cada vez más a escenarios complejos, donde puede llegar a ser difícil discernir entre una buena o mala acción, incluso si nuestras intenciones son las mejores. Por eso, garantizar que la ética del trabajo esté profundamente arraigada en la cultura organizacional de nuestra compañía es más crucial que nunca.

Pero la ética no es algo fácil de definir ni de implementar; varía según los valores individuales de cada persona. A pesar de ello, existen algunas formas de promover una ética laboral sólida en la cultura de una organización. En este artículo, te contamos algunas de ellas.

¿Qué es la ética laboral?

La ética laboral es el conjunto de principios, valores y normas que guían el comportamiento de una persona dentro de su entorno de trabajo. No sólo determina lo que se considera correcto o incorrecto en lo profesional, también ayuda a las personas a definir cómo deben asumir responsabilidades, tomar decisiones y relacionarse con los demás, incluso en situaciones complejas o bajo presión.

La ética laboral también deja ver cómo sería el compromiso individual y colectivo con prácticas justas, íntegras y responsables. Incluye valores como la honestidad, la puntualidad, la lealtad, la transparencia y el respeto, y se traduce en acciones concretas: cumplir con lo que se promete, actuar con equidad, evitar conflictos de interés y, sobre todo, contribuir al bienestar común.

En tu empresa deciden recortar horas extras para ahorrar costos, lo que golpea a varios compañeros que dependen de ese ingreso. Aunque no te lo piden, decides hablar con tu jefe y sugerir soluciones que minimicen el impacto.

Este es un ejemplo claro de ética laboral: tener la responsabilidad de ser honesto, respetuoso y actuar con integridad, buscando siempre lo mejor para todos, incluso cuando las decisiones no son fáciles.

Por otro lado, que una organización se preocupe por contar con una ética laboral sólida e impecable, no solo podría mejorar el desempeño de los colaboradores, sino también fortalecer la cultura organizacional, generar confianza en todos los niveles y convertirse en un diferenciador competitivo.

Características de la ética laboral

La ética laboral normalmente se manifiesta en comportamientos concretos que reflejan el compromiso de una persona con su trabajo, su equipo y los valores de la organización. Pero ¿qué características tiene y cómo identificarla?

• Responsabilidad: Cumplir con las tareas asignadas en tiempo y forma, asumir las consecuencias de los errores y actuar con compromiso, incluso cuando nadie supervisa.
• Honestidad: Decir la verdad, no falsear información y actuar con transparencia en todos los procesos, desde la comunicación hasta la toma de decisiones.
• Integridad: Mantener una conducta coherente con los principios personales y organizacionales, evitando favoritismos, conflictos de interés o prácticas que puedan dañar a otros.
• Respeto: Tratar a todas las personas con dignidad, independientemente de su rol, origen, género o creencias. Implica saber escuchar, reconocer diferencias y trabajar de forma colaborativa.
• Puntualidad y disciplina: Cumplir horarios, entregar a tiempo y respetar procesos, lo cual demuestra compromiso y profesionalismo.
• Lealtad: Actuar con sentido de pertenencia, proteger la información confidencial y apoyar los objetivos de la organización sin caer en la obediencia ciega.

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¿Qué funciones tiene la ética laboral en las empresas?

La ética laboral no solo trata de evitar malas prácticas; también puede ayudar a construir un entorno donde el trabajo bien hecho, el respeto mutuo y la coherencia sean parte del día a día. Y no solo eso, pues algunas otras funciones dentro de una empresa pueden ser:

• Establece límites claros para la toma de decisiones: Una cultura ética proporciona criterios objetivos para actuar en situaciones ambiguas. Esto es clave cuando se enfrentan dilemas o se toman decisiones bajo presión, ayudando a evitar improvisaciones o conductas nocivas.
• Fortalece la confianza entre colaboradores, líderes y clientes: La ética laboral genera un entorno de trabajo predecible y seguro, donde las personas saben qué esperar de los demás. Esta confianza favorece la colaboración, mejora la comunicación y refuerza la reputación de la organización.
• Promueve la equidad y el trato justo: Al aplicar principios éticos en procesos como la evaluación del desempeño, los ascensos o la asignación de responsabilidades, se evita el favoritismo y se fomenta un entorno más justo e inclusivo.
• Reduce riesgos legales y reputacionales: Una empresa que opera con base en la ética laboral minimiza la posibilidad de incurrir en prácticas que puedan derivar en sanciones legales, conflictos internos o crisis de imagen.
• Refuerza el compromiso y el sentido de pertenencia: Cuando las personas ven que los valores organizacionales no son solo discurso, sino una guía real para actuar, aumenta su nivel de compromiso y su identificación con la cultura de la empresa.
• Contribuye a la sostenibilidad del negocio: Las organizaciones éticas no solo buscan resultados a corto plazo, sino que construyen relaciones duraderas con sus grupos de interés. Esto permite crecer con bases firmes y mantener la coherencia incluso en escenarios complejos.

¿Cómo promover la ética laboral desde Recursos Humanos?

Recursos Humanos es clave para construir una cultura ética sólida en tu empresa. No se trata solo de tener un código de conducta, sino de generar prácticas concretas que involucren a todos. Es especialmente importante porque, lamentablemente, solo el 50% de las compañías actúan de manera proactiva para identificar riesgos éticos.

Esto subraya la necesidad de que RH vaya más allá de la reacción y anticipe los desafíos, integrando la ética desde la raíz de cada proceso.

Aquí te compartimos las acciones más efectivas para fomentar una cultura ética desde RH:

• Diseñar políticas claras y accesibles: El primer paso es establecer lineamientos éticos bien definidos. Un código de ética que hable el lenguaje de la organización, que sea realista y práctico, sirve como punto de partida para alinear expectativas y comportamientos.
• Integrar la ética en los procesos de selección y onboarding: Identificar candidatos que compartan los valores de la empresa es clave para construir equipos coherentes. Además, incluir temas de ética y cultura organizacional en el proceso de inducción permite dejar claro, desde el inicio, qué conductas se esperan.
• Capacitar de forma continua en ética y toma de decisiones: Talleres, charlas y escenarios prácticos ayudan a que los colaboradores comprendan cómo actuar ante dilemas reales. La ética no debe abordarse solo cuando hay un problema: debe formar parte del desarrollo profesional.
• Fomentar el liderazgo con el ejemplo: RR.HH tiene la responsabilidad de sensibilizar a los líderes sobre el impacto de su comportamiento. Un jefe que actúa con integridad, que asume errores y que respeta a su equipo, multiplica la cultura ética en toda la organización.
• Habilitar canales seguros para denunciar malas prácticas: Promover una cultura de confianza también implica brindar herramientas para que las personas puedan reportar situaciones indebidas sin temor a represalias. Un canal de denuncias anónimo y bien gestionado es una herramienta fundamental.
• Reconocer y reforzar las conductas alineadas con los valores: La ética también se promueve reconociendo públicamente a quienes actúan con integridad, aun cuando no sea lo más fácil o conveniente. Incluir criterios éticos en evaluaciones de desempeño y sistemas de reconocimiento ayuda a reforzar la coherencia cultural.

Promover la ética laboral no es una acción puntual, sino un trabajo constante. Recursos Humanos, como guardián de la cultura organizacional, debe asegurarse de que los principios no solo se comuniquen, sino que se vivan en el día a día.

Construir una cultura ética no debería ser complicado.

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