En el mundo empresarial, reconocer y abrazar las características de la cultura organizacional es esencial para comprender el alma de una empresa. Cuando la identidad de una compañía es sólida, ayuda a los colaboradores a interactuar, tomar mejores decisiones y enfrentar desafíos con mayor resiliencia.
La autenticidad y la transparencia suelen ser dos pilares fundamentales que definen una buena cultura organizacional. Cuando los valores de la empresa se transmiten en acciones diarias y se reflejan en el compromiso y la satisfacción de los empleados, estamos ante signos claros de una cultura organizacional saludable.
Sin embargo, existen otros atributos que pueden ayudar a los equipos de Recursos Humanos a identificar las fortalezas de tu compañía para definir una cultura organizacional sólida y valores intachables. Sigue leyendo para saber más acerca de este tema.
Valores compartidos
Los valores compartidos desempeñan un papel crucial al identificar y definir las características de una cultura organizacional sólida. Estos valores no son simplemente palabras en un papel, sino principios que guían las acciones y decisiones de cada individuo en la empresa.
Al compartir un conjunto común de valores, los empleados se convierten en arquitectos activos de una cultura que va más allá de las políticas y procedimientos. Trabajar hacia un mismo objetivo en común se convierte en la brújula que orienta a cada miembro del equipo, fomentando la cohesión y la colaboración.
Una de las tareas más importantes de los equipos de Recursos Humanos es definir los valores compartidos dentro de la cultura organizacional y, posteriormente, encargarse de que todos los miembros los abracen y actúen conforme a ellos.
Aquí te presentamos algunas formas en las que puedes lograrlo:
1. Integrar los valores en procesos y prácticas empresariales
Los valores deben mostrarse desde el primer momento en que alguien tiene contacto con tu organización. Incorporar los valores en procesos de contratación, evaluación de desempeño y reconocimiento, refuerza la importancia de estos principios en la toma de decisiones cotidiana. Además, la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace fortalecerá la credibilidad de la cultura organizacional y fomentará un compromiso más profundo por parte de los empleados.
2. Fomenta la motivación como un factor de engagement entre los colaboradores
La motivación es un pilar fundamental para fortalecer los valores compartidos en la cultura organizacional. Implementar programas que inspiren y motiven a los empleados a nivel individual y colectivo es esencial. Organiza actividades que reconozcan los logros, fomenten el desarrollo profesional y promuevan un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal.
3. Promover la transparencia y la autenticidad
Crea un ambiente donde la honestidad y la transparencia sean valores clave. Esto fomenta la confianza entre los empleados y la dirección. Para ello, sirve mucho ser auténtico al comunicar los valores, destacando ejemplos concretos de cómo se aplican en la vida diaria de la empresa a través de canales como las Redes Sociales. Esto ayuda a que los valores no sean solo palabras, sino principios vivos.
4. Observar comportamientos ejemplares
Identifica y destaca comportamientos ejemplares que encarnen los valores deseados. Reconoce públicamente a aquellos empleados que demuestren consistentemente los valores de la organización en sus acciones diarias. Este enfoque no solo refuerza la importancia de los valores, sino que también sirve como modelo a seguir para otros miembros del equipo.
Niveles de jerarquía
Los niveles de jerarquía dentro de una empresa actúan como ventanas a través de las cuales se puede observar la esencia de su cultura organizacional. En una cultura saludable, estos niveles reflejan no solo la estructura organizativa, sino también los valores y principios arraigados en el tejido de la empresa.
En una jerarquía bien alineada con la cultura organizacional, la toma de decisiones fluye de manera coherente desde la alta dirección hasta los niveles operativos. La transparencia y la comunicación abierta son rasgos distintivos, permitiendo que los valores fundamentales guíen las decisiones en todos los niveles.
En este sentido, los líderes no son simplemente figuras de autoridad, sino catalizadores de una cultura que motiva a los colaboradores constantemente, siendo modelos ejemplares que inspiran a los demás a abrazar e internalizar los valores de la empresa.
Urgencia en la toma de decisiones
La forma en que una empresa aborda la urgencia en la toma de decisiones proporciona una visión reveladora de su cultura organizacional. En una cultura ágil y proactiva, la toma de decisiones ante situaciones críticas es fluida y eficiente. Aquí, la capacidad de respuesta rápida no solo es una necesidad operativa, sino también un indicador de la agilidad cultural arraigada en los cimientos de la organización.
Pero, en una cultura organizacional sólida, la urgencia no debe sacrificar la calidad de las decisiones. Más bien, debe convertirse en un catalizador para desencadenar la acción coordinada basada en los valores fundamentales de la empresa. La comunicación clara y la confianza en las capacidades individuales y colectivas son características distintivas de una cultura que enfrenta la urgencia con resiliencia y determinación.
Al final, cuando la respuesta a la urgencia está alineada con los valores y principios fundamentales, se revela una cultura que no solo enfrenta desafíos, sino que los abraza como oportunidades para fortalecer su identidad y su propósito.
Orientación funcional
Dentro de la complejidad de la identificación de las características de la cultura organizacional, la orientación funcional se destaca como un canal vital para transmitir y promover los valores fundamentales de una empresa.
En una orientación funcional efectiva, los nuevos miembros del equipo no solo adquieren habilidades técnicas, sino que también se sumergen en la esencia misma de la cultura organizacional. Los mentores actúan como embajadores de los valores, compartiendo no solo conocimientos prácticos, sino también la filosofía y la ética que definen la identidad de la empresa.
Este proceso no solo facilita la adaptación rápida de los nuevos empleados, sino que también fortalece la cohesión cultural en todos los niveles de la organización. La orientación funcional, cuando está alineada con la cultura, no solo enseña tareas y responsabilidades, sino que también modela actitudes y comportamientos.
¿Cómo identificas las fortalezas y cualidades de tu empresa para definir su cultura organizacional? Cuéntanos en los comentarios
Como área de Recursos Humanos, identificar las características de la cultura organizacional, ayuda a desentrañar los misterios que definen el alma de una empresa. Desde los valores compartidos hasta la urgencia en la toma de decisiones y la disposición de niveles jerárquicos, cada aspecto revela pistas sobre la vitalidad y la salud de la cultura organizacional.
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